¿Qué es?
Para aquellos que no están familiarizados, la Ciencia Ciudadana es un proceso por el cual la gente común que emplea tecnología común, trabaja con investigadores profesionales para aprender sobre nuestro mundo más rápidamente que nunca antes.
Los temas de la ciencia ciudadana son variados, en lugares de la tierra muy diferentes y con estrategias para abordar el problema muy distintas. Algunos proyectos se desarrollan en una región concreta, mientras otros se desarrollan a nivel global. Algunos se centran en determinadas especies, otros optan por el estudio de un ecosistema. Algunos están diseñados por científicos profesionales, otros por asociaciones o grupos de particulares. En esta guía, los proyectos que desarrollaremos estarán diseñados por científicos expertos en la materia.
¿Quién puede participar?
Los seres humanos nos enfrentamos a multitud de problemas y retos a resolver durante las próximas décadas. La actividad de los científicos profesionales ha permitido un avance considerable a lo largo de los últimos siglos; sin embargo, problemas como el cambio climático, la deforestación o la contaminación de nuestros océanos, requieren de una ayuda complementaria de miles de voluntarios científicos para la recogida y procesado de datos. La comunidad científica precisa de un nuevo impulso, el apoyo por parte de la sociedad para la obtención y gestión de los datos o para la aportación de nuevos objetivos e inquietudes.
La ciencia ciudadana involucra a los estudiantes en una investigación científica auténtica y significativa que aborda temas del mundo real y conduce al avance científico.
¿Cómo se utilizan los datos de la ciencia ciudadana?
Desde la profesionalización de la ciencia, muchos científicos utilizan datos aportados por observadores voluntarios para enriquecer y sustentar su investigaciones. Caren Cooper, en su libro “Ciencia ciudadana. Cómo podemos contribuir al conocimiento científico”, relata ejemplos de cooperación entre científicos profesionales y voluntarios en campos tan conocidos como la astronomía, la entomología, la ornitología o la meteorología, pero también muestra la importancia de las aportaciones de las personas de a pie en otros terrenos como la bioquímica, la microbiología o la biología marina.
La ciudadanía puede aportar datos a proyectos científicos en marcha, pero también puede acceder a datos online para realizar sus propias investigaciones. En ocasiones, las líneas de investigación en un país son dictadas atendiendo a las necesidades propias de ese territorio, pero la iniciativa individual o de pequeñas comunidades puede requerir de otras líneas de investigación diferentes atendiendo a sus propias necesidades. La ciencia ciudadana permite la utilización de los datos en ambas direcciones.
¿Por qué usar la ciencia ciudadana en clase?
A menudo el alumnado piensa que la ciencia es una colección de fórmulas disponibles para ser aplicadas en problemas ficticios o un conjunto de términos necesarios para poder expresarse con corrección. Aprender ciencia es algo más que aprender un recetario; aprender ciencia implica enfrentarse a retos, plantear hipótesis (aunque a veces puedan parecer disparatadas), planificar y desarrollar investigaciones, mostrar y defender nuestros resultados. El recetario no es más que el abecedario de la ciencia; aprender ese abecedario no implica que sepas escribir, al igual que aprender ese recetario no implica que sepas hacer ciencia. Por eso, introducir la ciencia ciudadana en el aula permite abrir un abanico de oportunidades para conectar al alumnado con el mundo que le rodea, mejorando sus habilidades científicas y competencias. Los ejemplos que se aportarán en esta guía permitirán a los estudiantes a participar directamente en investigaciones, usando datos reales y herramientas online. Pensando en las modificaciones que tendremos que tener en cuenta en la nueva forma de dar clase, estas herramientas nos permitirán trabajar en el aula, online y fuera del aula. Tres escenarios recomendados por las autoridades educativas.
Conexiones intercurriculares
La ciencia ciudadana trata de introducir una porción de realidad en el aula. Como todo trabajo que tiene contacto con la realidad, es imposible encuadrarlo dentro de una sola asignatura o de una competencia específica. Esta guía busca la mejora de las competencias del alumnado: al observar la naturaleza, al escribir sobre los cambios que perciben en ella, al emplear sus habilidades matemáticas para medir y analizar los datos o al organizar y subir sus datos online. La repetición a lo largo de los años de este proceso nos ayuda a tomar perspectiva de su evolución.
Investigación científica real
Introducir investigaciones en curso dentro de la dinámica de trabajo del aula tiene una serie de ventajas en la motivación del alumnado y su identificación como explorador o científico. Entre ellas podemos destacar:
- Investigación científica real. Los científicos han abierto alguna de sus investigaciones a cientos de miles de voluntarios para que estos puedan ayudar aportando datos. Tales investigaciones eran, hasta el momento, imposibles de abordar. Los datos de uno o varios alumnos pueden considerarse una aportación mínima a la investigación, pero el conjunto de los datos aportados por todos los voluntarios le permite al alumnado tener una visión global de todo el proceso.
- Motivación. Cuando, en un principio, cada estudiante introduce los datos en una base de datos puede no captar el sentido del trabajo que está realizando. Sin embargo, en el momento en que compara sus resultados con los de otros voluntarios, comienza a crear su propia comprensión sobre el tema objeto de investigación, incluyendo el proceso de revisión y redescubrimiento. En realidad, están aprendiendo sobre un proceso científico de la misma forma que lo hace una persona que investiga.
- Investigación del alumnado. En ocasiones, tiende a preocuparse por la calidad del proceso científico utilizado por el alumnado. En el caso de la ciencia ciudadana, el proceso suele estar diseñado por investigadores profesionales en un contexto que permite a cada estudiante ser partícipe de la investigación atendiendo a las habilidades científicas propias de su edad. El alumnado asocia a una investigación científica la recogida y el envío de datos, el trabajo en el laboratorio o en el campo. Sin embargo, el proceso científico requiere de revisión bibliográfica, un planteamiento de hipótesis, el análisis de los datos y la obtención de conclusiones fiables. Los proyectos de ciencia ciudadana pueden aportar todas esas carencias de las que adolece un proyecto de investigación de aula. La revisión bibliográfica suele ser expuesta de forma comprensible por los expertos en el tema, las hipótesis suelen ser planteadas por los investigadores, el análisis de datos no sólo se circunscribe a los obtenidos por cada estudiante, sino al conjunto del voluntariado, por tanto son mucho más significativos y las conclusiones que se alcanzan son más fiables.
- Proyectos que superan el terreno científico. El alumnado aprende a trabajar de forma voluntaria y colaborativa con otros investigadores, adquiere nuevas estrategias de comunicación online, es consciente de la importancia de compartir los datos de las investigaciones con toda la sociedad y toma conciencia de problemas globales a escala local.
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